(Publicado en Humanidades, periódico de la Dirección de Humanidades de la UNAM)
25 de junio de 1997
En mi anterior colaboración hablé acerca de la importancia de la divulgación de la ciencia. Mencioné también algunos de los criterios que, en mi opinión, ayudan a definir esta actividad.
En esta ocasión, como lo ofrecí entonces, quisiera hablar acerca de la única institución oficial que en nuestro país se dedica en forma exclusiva y específica a la divulgación de la ciencia: el Centro Universitario de Comunicación de la Ciencia (cucc) de la unam, en el cual tengo la satisfacción de laborar.
El cucc nace el 17 de abril de 1980, durante la gestión del rector Soberón, con los objetivos de “divulgar la ciencia dentro y fuera del ámbito universitario, desarrollando labores docentes y de investigación en el diseño sistemático y experimental de los planes y programas de difusión”.
Sus antecedentes son el Departamento de Ciencias de la Dirección General de Difusión Cultural de la unam, creado en 1970, así como el Programa Experimental de Comunicación de la Ciencia (pecc), de la Coordinación de Extensión Universitaria, que nació en 1977 y en el que también participaba la Secretaría de Educación Pública. Inicialmente el cucc estuvo adscrito a la Coordinación de Difusión Cultural, pero alrededor de 1988 fue transferido a la Coordinación de la Investigación Científica.
Durante todos esos años, la figura del doctor Luis Estrada, pionero de la divulgación de la ciencia en México, estuvo detrás de los esfuerzos, el entusiasmo y la continuidad del cucc. Siendo director de éste, como lo fue antes del pecc, Estrada logró conformar un pequeño grupo de personas que se dedicaron a comunicar a los universitarios, así como hacia el exterior de nuestra casa de estudios, no sólo los avances modernos, sino también los conceptos y la experiencia de lo que significa el quehacer científico.
Para ello se estableció una estructura “inspirada en los talleres medievales”. Siendo la divulgación de la ciencia una actividad que, más que enseñarse, se tiene que cultivar y desarrollar mediante la práctica, pareció adecuado en esos días trabajar mediante la experimentación y los ensayos razonados. Los hallazgos que se lograron, así como una actividad sostenida que alcanzó buen reconocimiento entre los universitarios fueron la mejor prueba del acierto del enfoque que el cucc siguió durante esta primera época.
Muchos de quienes hoy son reconocidos como los principales divulgadores de la ciencia en nuestro país colaboraron o fueron en algún momento parte del personal del cucc. Además de los divulgadores que formó en esa época, y que constituyen una “escuela” cuya influencia aún puede detectarse con facilidad, el cucc publicó durante varios años el boletín mensual Prenci. La famosa revista Naturaleza, nacida como Física en 1968 y que continuó publicándose hasta 1984, fue también producto de muchas de las personas que laboraban en el cucc.
A partir de 1989, bajo la rectoría del José Sarukhán, el doctor Jorge Flores Valdés asumió la dirección del cucc y reorientó sus actividades para lograr un mayor desarrollo y dinamismo, y a concretar uno de los proyectos de divulgación de la ciencia más grandes de nuestro país: la construcción de un museo de ciencias. Universum, producto de cuatro años de esfuerzo de un equipo mucho más amplio y diverso que el del cucc original, fue la semilla de una serie de museos de ciencias que comenzaron a abrir sus puertas en distintos lugares de la república. Hoy, después de haber sido visitado por varios millones de personas, especialmente jóvenes, constituye uno de los principales focos de contacto entre el público general y las diversas manifestaciones del conocimiento científico. Puede decirse con toda seguridad que la historia de la divulgación de la ciencia en México se divide en antes y después de Universum.
Por todo esto: por una gran cantidad de publicaciones periódicas y bibliográficas; por la experimentación y reflexión que llevaron a definir muchos de los criterios que todavía actualmente guían la actividad de divulgación de la ciencia; por una cantidad innumerable de charlas, conferencias, debates, exposiciones y cursos; por la formación de una escuela de divulgadores cuyos “nietos” continuamos todavía desarrollando e impulsando la comunicación de la ciencia al público amplio, así como su inclusión dentro la cultura general de la población; por la creación, finalmente, de Universum, así como del Museo de la Luz y el anexo del museo de Geología, próximo a inaugurarse; por todo esto y más, la labor del Centro Universitario de Comunicación de la Ciencia de la unam constituye uno de los pilares fundamentales en la defensa y promoción de la actividad científica en nuestro país.
Así como se reconoce la importancia de fomentar la formación de científicos jóvenes y de apoyar a los grupos de investigación existentes para que crezcan y se multipliquen, debe quedar claro que la buena imagen y la comprensión que el público general tenga de la actividad científica resultará decisiva para el desarrollo de la ciencia en México. La divulgación de la ciencia es la mejor arma con que contamos para lograr este objetivo.
El cucc, como centro formador de divulgadores y como sitio de reflexión sobre dicha actividad ha cumplido con creces su cometido. Esperemos que en el futuro continuar con su labor en forma cada vez más amplia, profesional y exitosa.